Ayuno de 5 días en la Iglesia EBP
A medida que entramos en 2025, buscar la guía, la fuerza y la sabiduría de Dios es la mejor manera de comenzar el año. El Salmo 121:1-2 nos recuerda:
"Levanto los ojos hacia las colinas, ¿de dónde viene mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, el Creador del cielo y de la tierra".
Comenzar el año apoyándonos en Él nos permite avanzar con fe, sabiendo que Él dirigirá nuestros pasos, proveerá para nuestras necesidades y nos apoyará en cada desafío. Es un acto de rendición y confianza, reconociendo que, aparte de Él, no podemos hacer nada (Juan 15:5).
Que este sea un momento de oración, pidiéndole que nos guíe a Su propósito para 2025, que bendiga nuestros planes y que nos otorgue la paz y la fuerza para navegar por lo que esté por venir. Cuando buscamos Su ayuda, se nos recuerda que Él siempre está con nosotros, fiel para llevarnos a través de cada momento del nuevo año.
Alinear tu año con el ayuno, la oración, el estudio bíblico y la adoración muestra tu deseo de profundizar en tu relación con Él. Santiago 4:8 alienta esto maravillosamente:
"Acércate a Dios, y Él se acercará a ti".
•El ayuno ayuda a alinear nuestros corazones con la voluntad de Dios, despejando las distracciones y recordándonos que dependemos solo de Él (Mateo 6:16-18).
•La oración abre la puerta a la intimidad con Dios, lo que nos permite buscar su guía, dejar nuestras cargas y alinear nuestros deseos con los suyos (1 Tesalonienses 5:16-18).
•Estudio bíblico nos ancla en la verdad, dando sabiduría y claridad para navegar por la vida de acuerdo con Su Palabra (Salmo 119:105).
•La adoración cambia nuestro enfoque a Dios, exaltándolo por encima de todo y profundizando nuestra gratitud y fe (Juan 4:24).
Al dedicarse a estas disciplinas espirituales, están creando espacio para que Dios trabaje poderosamente en sus vidas. ¡Que 2025 sea un año en el que experimentes Su presencia de maneras profundas, crezcas en fidelidad y camines audazmente en Su propósito para ti al abrazar “Algo Nuevo” de parte de Dios para tu vida.
Ayuno de 5 días
1. El amor (lunes)
El amor es el fundamento de nuestra fe, y tu enfoque en estos aspectos refleja el corazón de Dios. Como dice 1 Juan 4:16:
“Dios es amor. El que vive en amor vive en Dios, y Dios en él”.
* Amar a Dios: Este es el mandamiento más grande. Amarlo con todo tu corazón, alma y fuerza (Mateo 22:37) es nuestro propósito máximo.
* Amar Su Palabra: Su Palabra está viva y da vida, nos guía, nos enseña y nos acerca a Él (Salmo 119:11, 105).
* Amar a los demás: Jesús nos llama a amar a los demás como Él nos ha amado (Juan 13:34). Este amor es paciente, bondadoso y desinteresado, y refleja Su gracia al mundo.
* Amar a Su Iglesia: Amar a la Iglesia significa apreciar y servir al Cuerpo de Cristo, apoyando y edificando a los hermanos creyentes (Efesios 4:15-16).
Cuando centramos nuestras vidas en el amor, encarnamos la esencia del carácter de Dios. Este tipo de amor transforma no solo nuestros corazones sino también el mundo que nos rodea, dando gloria a Su nombre.
2. Fidelidad (martes)
La fidelidad a Dios es una de las mayores expresiones de nuestro amor y confianza en Él. Significa permanecer firmes en nuestro compromiso con Él, honrar Su Palabra y caminar en obediencia, incluso cuando surgen desafíos. Como dice 1 Corintios 4:2:
“Ahora bien, se requiere que los que han recibido un encargo sean fieles”.
Ser fiel a Dios implica:
* Obediencia: Seguir Sus mandamientos y vivir de acuerdo con Su Palabra (Juan 14:15).
* Consistencia en la oración: Mantenernos conectados con Él diariamente, buscando Su voluntad en todo lo que hacemos (1 Tesalonicenses 5:17).
* Confianza: Creer en Sus promesas y Sus planes, aun cuando no los entendamos (Proverbios 3:5-6).
* Perseverancia: Mantenernos comprometidos a través de las pruebas, sabiendo que Él es fiel a nosotros a cambio (Santiago 1:12).
* Servicio: Usar nuestros dones y tiempo para servir a Su Reino y traer gloria a Su nombre (Colosenses 3:23-24).
La fidelidad no se trata de perfección sino de devoción, un corazón que lo busca continuamente y desea honrarlo. Y lo hermoso de todo esto es que la fidelidad de Dios es inquebrantable; Él nos fortalece para permanecer fieles a Él. Como nos recuerda 2 Timoteo 2:13:
“Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo”.
Que tu fidelidad a Dios en 2025 profundice tu relación con Él y te traiga un crecimiento espiritual abundante.
3. Guía (miércoles)
Buscar la guía de Dios es uno de los pasos más sabios y fieles que podemos dar en la vida. Cuando lo buscamos en busca de dirección, reconocemos Su soberanía y confiamos en Sus planes perfectos para nosotros. Proverbios 3:5-6 nos recuerda hermosamente:
“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia; sométete a Él en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”.
A continuación, se presentan algunas formas clave de buscar y recibir la guía de Dios:
A. Ora por dirección
Pídele a Dios que te revele Su voluntad para tu vida. Sé abierto y paciente, confiando en Sus respuestas en Su tiempo perfecto (Santiago 1:5).
B. Estudia Su Palabra
La Biblia es nuestra guía, llena de sabiduría para cada situación. Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino”.
C. Escucha Su voz
Pasa tiempo en silencio y reflexión, permitiendo que el Espíritu Santo hable a tu corazón (Juan 10:27).
D. Busca el consejo de Dios
Rodéate de creyentes sabios y fieles que puedan ayudarte a discernir la voluntad de Dios para tu vida (Proverbios 15:22).
E. Camina en obediencia
Cuando Dios revela Su dirección, síguela con fe y confianza, incluso si te desafía (Isaías 30:21).
D. Confía en Su tiempo
Los planes de Dios se desarrollan en Su tiempo, no en el nuestro. Eclesiastés 3:11 nos recuerda que “Él ha hecho todo hermoso en su tiempo”.
Cuando te apoyas en Dios para recibir su guía, puedes avanzar con confianza, sabiendo que Él nunca te llevará por mal camino. Sus planes son siempre para tu bien y para Su gloria (Jeremías 29:11).
4. Obediencia (jueves)
La obediencia a Dios es una expresión vital de nuestro amor, fe y confianza en Él. Refleja un corazón que está completamente rendido a Su voluntad y alineado con Su propósito. Como dijo Jesús en Juan 14:15:
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”.
En qué consiste la obediencia a Dios:
A. Someterse a Su Palabra
• La obediencia comienza con conocer y vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. El Salmo 119:11 dice: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti”.
B. Confiar en Sus planes
La obediencia requiere confianza, incluso cuando Sus planes no tienen sentido para nosotros. Proverbios 3:5-6 nos recuerda que no debemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento, sino confiar plenamente en Él.
C. Actuar con fe
La obediencia a menudo requiere dar un paso de fe, como lo hizo Abraham cuando Dios lo llamó a dejar su tierra natal (Génesis 12:1-4). La fe y la obediencia van de la mano.
D. Renunciar a la voluntad propia
La verdadera obediencia significa decir “no” a nuestros deseos y “sí” a la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús en el Huerto de Getsemaní: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
E. Consistencia en las cosas pequeñas
La obediencia no se trata solo de tomar grandes decisiones; se trata de ser fieles todos los días en las cosas pequeñas (Lucas 16:10).
Las bendiciones de la obediencia:
Cercanía a Dios: La obediencia profundiza nuestra relación con Él (Juan 15:10).
Paz y alegría: Vivir en obediencia trae paz, sabiendo que estamos andando en Su voluntad (Salmo 119:165).
El favor de Dios: La obediencia abre la puerta a las bendiciones y provisiones de Dios (Deuteronomio 28:1-2).
Ánimo:
La obediencia a Dios no siempre es fácil, pero Él nos da la fuerza para seguirlo. Filipenses 2:13 nos recuerda:
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
Cuando le obedecemos, demostramos nuestro amor por Él, glorificamos Su nombre y nos alineamos con Su plan perfecto para nuestras vidas. Es a través de la obediencia que verdaderamente reflejamos Su luz al mundo.
5. Fortaleza (viernes)
Dios es la fuente suprema de fortaleza, y Su fortaleza está disponible para nosotros en cada situación que enfrentamos. En tiempos de debilidad, miedo o lucha, Él nos brinda el poder, el coraje y la resistencia que necesitamos. Como dice Filipenses 4:13:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
A continuación, se presentan algunas formas clave en las que Dios nos brinda fortaleza:
A. Fortalecimiento en nuestra debilidad
La fortaleza de Dios se perfecciona en nuestra debilidad. Cuando nos sentimos débiles, Él está allí para fortalecernos. 2 Corintios 12:9-10 nos recuerda:
“Pero Él me ha dicho: Bástate mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por eso gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
B. Fortalecimiento a través del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador, dándonos la fuerza para soportar y caminar en obediencia. Romanos 8:11 dice:
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que vive en ustedes”.
C. Fortalecimiento para cada día
Dios provee fortaleza diaria para los desafíos de cada día. Isaías 40:29-31 nos anima:
“Él da esfuerzo al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los muchachos se cansan y se fatigan, y los jóvenes tropiezan y caen; pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. “Volarán con alas como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”
D. Fortalecimiento a través de la oración y la confianza
Cuando nos dirigimos a Dios en oración, Él nos da la fortaleza que necesitamos. Confiar en Él en todas las cosas nos hace más fuertes en espíritu. Isaías 41:10 nos asegura:
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te esfuerzo y te ayudo; te sostengo con la diestra de mi justicia.”
E. Fortalecimiento para vencer la tentación y las pruebas
Dios nos da fortaleza para vencer la tentación y enfrentar las pruebas con perseverancia. 1 Corintios 10:13 nos recuerda:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que cuando seáis tentados, dará también la salida, para que podáis resistir.”
La fortaleza de Dios no es solo física, sino también espiritual y emocional. Él nos capacita para soportar, vencer y seguir adelante con su poder. Cuando nos sentimos débiles, podemos apoyarnos en su fortaleza, sabiendo que nunca nos dejará ni nos abandonará (Deuteronomio 31:6). A través de Él, podemos enfrentar cualquier cosa que se nos presente y su poder nos sostendrá.